Aunque el otro día abominaba de las listas, hoy me permito colgar una de 'mis' películas deliciosas. No todas ellas son mis películas preferidas, ni las que considero mejores, pero todas, sin excepción, merecen el adjetivo de deliciosa. ¿Por qué? Porque me hicieron ser mejor persona; porque, acabaran bien o acabaran mal, me dejaron muy buen sabor de boca; porque te demuestran que siempre vale la pena vivir; porque hay otras personas en el mundo que entienden la belleza igual que yo; porque el amor está muy presente en todas ellas, en su multitud de formas; y porque sus historias me conmueven y me gustaría ser protagonista de (todas) ellas.
Quiero sentirme perdida y desvalida, para después encontrarme...
Babel (González Iñárritu, 2006) |
Quiero vivir la vida al revés...
El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008) |
Quiero ver cómo los que, supuestamente, son malos en realidad tienen un corazón muy grande...
Grandes esperanzas (Alfonso Cuarón, 1998) |
Descubrir que la vida, en estado puro, también se encuentra en un pueblo remoto...
Un lugar en el mundo (Adolfo Aristarain, 1992) |
Y que a lo mejor tienes que viajar muy lejos para darte cuenta de lo cerca que estás de quien tienes a tu lado...
Lugares comunes (Adolfo Aristarain, 2002) |
Conocer amores imperfectos pero que son los que realmente te acompañan...
Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967) |
Sentir que cuando la vida te destroza y por delante solo te queda infamia, una amistad te da la vuelta a todo...
Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994) |
Confirmar que la vida discurre igual en una esquina de Brooklyn que en otro lugar del mundo...
Smoke (Wayne Wang, 1995) |
Constatar que la edad no importa, y que en cualquier momento de tu vida puedes hacer cosas heroicas...
Space Cowboys (Clint Eastwood, 2000) |
Que a veces existen razones para la maldad, y que solo hay que molestarse en descubrirlas...
Kirikú y la bruja (Michel Ocelot, 1995) |
Vislumbrar que los grandes amores no necesitan de grandes aspavientos...
Tigre y dragón (Ang Lee, 2000) |
Darme cuenta que la mente humana es poderosa y si la realidad no nos gusta, siempre nos queda nuestra imaginación para cambiarla...
El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006) |
Que el amor romántico no es garantía de una vida plena, es solo un componente más...
Los chicos de mi vida (Penny Marshall, 2001) |
Y que al final, aunque nada lo haga sospechar, siempre se logrará cierta justicia...
El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009) |
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