Hace unos cuantos años trabajé como correctora de estilo. En mi labor diaria realizaba tareas tan importantes como controlar que en los textos no hubiera faltas de ortografía o erratas, y verificar que la sintaxis y semántica de cada oración fuera la correcta. Hablando en plata, vigilaba que las frases redactadas por el escritor estuvieran correctamente construidas y se entendiera a la perfección el mensaje que este quería transmitir. Si no era así, ahí estaba mi pericia como correctora para, respetando el estilo del autor, corregir todo lo erróneo que buenamente detectara. Este recuerdo del pasado viene a hilo de la 'polémica' desatada a raíz de un artículo publicado en New York Times en el que una escritora 'negra' retrata a la industria editorial gastronómica. En él, la escritora cuenta cómo muchos de los libros culinarios escritos por famosos son en realidad libros hechos por redactores fantasma (ghostwriter, en inglés). Pone como ejemplo, entre otros, el libro de recetas de Gwyneth Paltrow del que según dice, está escrito por la 'negra' Julia Turshen. A esta afirmación, salió al paso la actriz norteamericana en su cuenta de twitter: "Adoro la sección de gastronomía del New York Times pero la de esta semana necesita una revisión. No hubo ningún negro en mi libro de cocina. Yo escribí cada palabra". Al parecer, las declaraciones de la actriz fueron un revulsivo que hizo sacar uñas y dientes a los detractores de personas 'insoportablemente perfectas' o 'guapérrimas renacentistas', tal como la tildan algunos en la red. Amparándose, muchos de ellos, en la dedicatoria que la propia Paltrow escribe a Turshen en el libro, las redes sociales se han llenado de burlas hacia una persona que no sé por qué motivo no puede haber escrito un simple y sencillo libro de recetas. Si Paltrow aclara que lo ha escrito ella, ¿no debemos creerla? ¿Hay algún motivo para no hacerlo? Yo, por lo pronto, me remito a mi pasado de correctora en el que, en ningún momento, se me ocurrió autoproclamarme autora de los libros que tuve la suerte de corregir.
jueves, 22 de marzo de 2012
¿Acaso no se puede ser (casi) perfecto?
Etiquetas:
Reflexiones
¡Por fin probé un verdejo de mi agrado!
David González preparando un cóctel Asami |
¿Cuántos amigos, conocidos, compañeros, y demás personas que me rodean me habrán oído decir que 'odio la uva verdejo' y por extensión, los vinos de la D.O. Rueda? Pues, amigos, ayer probé una verdejo de mi agrado. Sí, en serio, este hito ha sucedido: ¡lástima que estuviera camuflada, camufladísima, entre toques de G'Vine, kiwi y algo así como jugo de manzana! Sí, sé que esto es una provocación, pero¿qué se le va a hacer? Por lo menos puedo ya decir que, a mi juicio, la verdejo sirve para algo, aunque sea para formar parte de un gran cóctel, Asami, creación del barman David González. Justo con este cóctel, David ganó el campeonato impulsado por la fragante ginebra francesa. Eso sí, durante el concurso en Francia, dada la escasez de vinos de Rueda, para la presentación final se utilizó un chardonnay. En fin, si queréis probar esta delicia, que lo es, no tenéis más que acercaros por Shikku Izakaya, el nuevo local de Dr. Fleming, 33, en horario afterwork. ¡Vale la pena! Con suerte, una (o uno) puede encontrarse con el guapo Jorge Fernández acompañado de un desconocido amigo aún más guapo que él. Ayer estaban por ahí...
Con Javier Fdez. Piera, en Shikku Izakaya |
Etiquetas:
afterwork,
Aventuras por ahí,
Restaurantes foráneos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)