Últimamente estoy teniendo unos días muy tranquilos. Me prodigo poco por saraos y encuentros gastronómicos varios, pero ayer hubo dos citas en Madrid a las que nos quise dejar de ir. Por la mañana se celebró en la escuela de hostelería de la Casa de Campo la primera Cook Session, esto es, un encuentro informal entre chefs de prestigio, periodistas y empresarios de la industria alimentaria madrileña con el objeto de cocinar algunas tapas de forma improvisada. El encuentro, organizado por ASEACAM (Asociación Empresarial de Industrias Alimentarias de Madrid), contó con la participación de los cocineros Alberto Chicote (Pan de Lujo), Joaquín Felipe (Europa Decó), Manuel Domínguez (Lúa), Jorge González (Hotel Ritz), Sacha Hormaechea (Sacha), J.A. Medina (Zalacaín) y Juan Pozuelo (Hamburguesa Nostra). Cada cocinero lideró un equipo formado por dos periodistas especializados en gastronomía, dos alumnos de la Escuela y dos representantes de la industria alimentaria madrileña. Los grupos cocinamos cuatro tapas cada uno a partir de los ingredientes encontrados en un cofre sorpresa, todos ellos aportados por la industria alimentaria de Madrid. Entre los periodistas 'cocineros' hubo caras conocidas como Concha Crespo o Luis Cepeda, entre otros.
© Matías Pérez Llera. Nuestro 'jefe' Jorge González, impartiendo instrucciones. |
La verdad es que fue una actividad simpática, aunque algo desorganizada. Cada grupo se las vio y deseó para conseguir el material necesario (platos, cucharitas, etcétera) y fue como una carrera a lo '¡sálvese quién pueda!' por utilizar hornos, planchas y encontrar bonitos recipientes de presentación. En mi caso me tocó el grupo liderado por el vasco Jorge González, chef del Ritz. Un cocinero algo serio con quien, hasta la fecha, no había tenido el placer de coincidir.
Ya a la noche, se entregaron en la sala Mármara de la capital, los premios gastronómicos Metropoli. Un acto a reventar de gente, con una megafonía deficiente, pero que causó la alegría de varios miembros de la comunidad gastronómica madrileña al ver avalado su esfuerzo con tan estupendo premio. La troupe cilantrera (Cilantro es por derecho propio el mejor gastrobar) estuvo encabezada por Pepe Gorines, su carismático cocinero y propietario, por Mariano y Sonia (ambos del equipo de sala), y por amigos como Laura Grani, Nico y María Scott Henry, el fotógrafo Félix Soriano, Víctor García de Haro y yo misma, entre muchos otros. Faltó la Forcada, que aún la tenemos por las Américas, exprimiendo Las Vegas.
En el acto algunas caras ya vistas a la mañana como Jorge González (en este caso, fue la sumiller del Ritz quien obtuvo premio), Juan Pozuelo (Hamburguesa Nostra fue una de las firmas premiadas) o Luis y María de Blas de Solobuey.
© Félix Soriano. Mariano, Sonia y Pepe Gorines, de Cilantro, acompañados
por Nico y María Scott Henry, anoche en Mármara
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También se dejaron ver muchas caras conocidas de la sociedad gastronómica de la ciudad: periodistas, empresarios de hostelería, cocineros, personal de sala, sumilleres, y un largo etcétera no quisieron perderse esta entrega de premios.
Me llamó la atención la ausencia de Diego Guerrero, chef de El Club Allard, establecimiento que consiguió el premio al restaurante del año (Diego, si estuviste, por favor, perdona mi error. No logré verte).
Con Mónica De Torre y Pablo De Simón de Viñedos y Bodegas de la Marquesa - Valserrano |
(Al cierre de esta edición, puedo constatar que la ausencia de Guerrero se debió a que el cocinero se encuentra por tierras nórdicas)