jueves, 27 de diciembre de 2012

Me encantan los BBB!


En plena recesión hay lugares que sí funcionan. ¿Por qué? ¡Fácil! Propuesta BBB: buena,  bonita y barata.

Como la pizzería  Il Pizzaiolo en la calle Hortaleza de Madrid. Pizzas riquísimas, saciantes y a un precio razonabilísimo.

27 de diciembre al mediodía: lleno total, tres cuartos de hora esperando mesa para tres personas. Ticket total: 45 euros. Tres pizzas, tres refrescos, una cerveza y tres cafés. ¡Pizza excepcional! ¡Aquí no hay crisis!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Sin tanto bombo, ¡sería un gesto perfecto!

No ha acabado el año y ya tengo buenos propósitos de año nuevo. Uno de ellos, recuperar mi blog. Y lo recupero hoy, hablando de un bello gesto que pierde lustre al querer comunicarlo. Me explico. Leo en un artículo de Europa Press que un directivo de FACUA, de la delegación de Sevilla, devuelve una cesta de Navidad a Cajasol por considerarla obscena. Me gusta tanto la noticia que la cuelgo en mi Facebook. "¡Qué tarea tan loable hacen desde esta asociación y encima son consecuentes!", pienso. 

Pero, al rato, perdiendo el tiempo en Twitter veo los siguientes tuits, uno de la propia FACUA y el otro de Rubén Sánchez, director de comunicación de la asociación:





No opináis, como yo, que si no se dieran autobombo, ¿el gesto tendría mucho más valor?

viernes, 9 de noviembre de 2012

Relato: 'El secreto'

'El secreto' se publicó por primera vez en el número 3 del fanzine EnCrudo. Como acaba de salir el cuarto número, comparto en mi blog mi relato, con una pequeña diferencia con el publicado en EnCrudo. Al final del mismo, sale el nombre del restaurante; en EnCrudo, ¡no me dejaron dar 'publicidad'!

¡Espero que os guste!



El Secreto

La cita a la que se dirigía era desde luego extraña. Llevaba años sin saber de Jorge.  Según su sana costumbre, había perdido cualquier tipo de interés en él el mismo día en el que rompió la relación. Pero, hace un mes, se encontraron en Factbook. O más bien él la encontró a ella y, tras unos cuantos mensajes tan anodinos como educados, Jorge le dijo que necesitaba pedirle un favor. Además  sería conveniente verse en persona, le dijo, pues la cuestión requería de su presencia. Y no, nadie más podía ayudarle excepto ella.

Para Claudia había pocas cosas más molestas en el mundo que una ex pareja dándole el coñazo. Jorge no había querido explicarle nada más, excepto que era algo que incumbía a terceras personas y que tenía que solucionarse cuanto antes. No era nada grave, le tranquilizó, pero sí muy importante.

Bajo una fina lluvia que no conseguía atravesar su tupida y hermosa melena tratada con keratina, Claudia pensaba de camino a la cita, en el restaurante Rubaiyat, en las razones por las cuales había decidido encontrarse con Jorge después de tanto tiempo. En primer lugar, le recordaba como una buena persona, por lo que no pensaba en absoluto que fuera a sucederle algo malo. Por otro lado, sentía mucha curiosidad por saber qué demonios quería de ella. Y por último, ¡qué demonios!, adoraba ese restaurante. Así que cuando entró por la puerta  y vio algo tan absurdo, tan imposible e irreal, casi se desmaya. Allí estaba Jorge esperando, sí. Y Armando. Y Sergio. También varias ex parejas más, amigos de su primera juventud, muchas otras personas cuyos rostros le eran vagamente familiares, compañeros de trabajo, varios tipos con los que seguramente tuvo algún pequeño lance sentimental, Sonia, la amiga que hizo trabajando en aquella multinacional americana, y Alicia, su amiga del alma de cuando vivió en San Sebastián.

Tras unos minutos eternos en los que recuperó parte de la compostura, Jorge le explicó todo. Si hubo algo que nunca pudo olvidar de cuando estuvieron juntos, algo que cada día echaba de menos, era la manera en que Claudia preparaba las lentejas. Un día, hará más o menos un año de ello, se le ocurrió abrir una página en facebook llamada ‘Necesito unas lentejas de Claudia’. Fue tan solo un acto impulsivo y absurdo, por lo que no volvió a hacer caso de ella durante meses. Cuando volvió a entrar, vio que tenía 845 fans, entre ellos personas que, por lo que escribían, no cabía duda de que la habían conocido personalmente. Con total seguridad, ellos habían degustado ese plato exquisito e inimitable.
Todos daban fe de que, por muchos restaurantes que uno pudiera visitar, por muchas versiones del guiso que pudieran probar en cualquier parte del mundo, nadie podía siquiera acercarse al perfecto sabor, a la ausencia casi total de grasa, a la perfecta combinación de ingredientes y cocción que Claudia conseguía de una manera tan natural como sencilla. Así que después de una votación en la que se eligió a Jorge como emisario y representante del grupo, la habían citado allí para que les contara su secreto y poder vivir el resto de sus días sin la ausencia de sus lentejas.

Claudia no tardó ni un segundo en responder un escueto no. Se levantó de la mesa y salió de allí, encantada de tener una página con 845 fans y sopesando si poner en conocimiento de la policía este asunto tan extraño, una muestra más de un mundo que ha perdido completamente el norte. ¿Quién sabe?, pensó mientras disimulaba una sonrisa triunfal en su rostro. Quizás en unos minutos todo el grupo se olvidaría de ella para pasar a obsesionarse con la feijoada de Carlos, el cocinero de Rubaiyat.

viernes, 10 de agosto de 2012

Remembranzas de otros tiempos: chiringuito Compás


Hola, ¿qué tal? Cuánto tiempo, ¿verdad? Es coña pero, mucho trabajo me alejó del blog, y cuando una tiene que pensar "¿Qué pongo?", es que no está preparada para escribir un post. 


No es el caso de hoy que, no sé el porqué, pero de repente he tenido remembranzas de otros tiempos. Yo creo que los recuerdos están absolutamente enlazados a sabores y a olores. Pues de pronto hoy, quise recuperar un sabor. Nada rebuscado, no. Pero tiene su historia.

Creo que fue allá por el año 92 o 93 del pasado siglo cuando por la Ley de Costas tiraron abajo el chiringuito más molón de Castelldefels. Pienso que la Ley de Costas solo la respetaron en Catalunya porque, posteriormente, ya viajada por España, he visto que en ningún sitio se ha aplicado con tanto ahínco.Y no lo veo mál, ¿eh? Pero, en casi todo el litoral patrio, se la pasaron por el forro construyendo desaforadamente a pesar de. 

Retomando: en Castelldefels, el pueblo de mi infancia y juventud, se la creyeron a pie juntillas y el primer sitio que tiraron, digo yo que para escarmentar, fue el Compás, un chiringuito súper fashion de gran éxito con club de windsurf, restaurante y bar de copas por la noche con un Dj madrileño llamado Vicente que era lo más de lo más. Y con un ambientazo que no veas. 

En Compás daban de comer al hambriento a base de bien, por ello, a eso de las 4 o 5 de la madrugada, ni cortos ni perezosos, montaban el gran ágape. A saber: unos bocatas calientes que hacían las delicias de los fiesteros que por ahí nos encontrábamos. 

En fin, mucho rollo para poca cosa. Ahí va la receta  (a ojo) de los bocatas, deliciosos, de Compás.

Pa de pagès
Mayonesa
Un poco de ketchup
Lechuga romana cortada en tiritas
Un par de cucharadas de whisky
Jamón de York (dejadme un guiño a mi comunidad: jamón dulce)
Queso
Un poco de mantequilla

Ligad una salsa con dos cucharadas de mayonesa (si es casera, ¡genial!), dos cucharaditas de ketchup, tres o cuatro hojas de lechuga romana cortada en tiras y un par de cucharadas de whisky. 

La salsa crápula 'Compás'

Por otro lado, untad una cara de una rebanada de pa de pagès con la salsa, poned una rodaja de jamón y otras de queso, y finalizad poniendo otra capa de salsa. Tapad y untad las dos caras exteriores del pan con mantequilla. Haced el sandwich a la plancha o en sandwichera. 
Es muy sencillo pero os prometo que está de rechupete.

Bocata crápula 'Compás'

Y no hagáis como yo que para acompañarlo he comprado una botella de Pescador Rosé: ¡es una birria! Para otras ocasiones seguiré con el Blanc Pescador, un vino ligerito que, para el verano, ¡es ideal!

martes, 19 de junio de 2012

Normal que nos vaya de mierda

Probablemente penséis que este post es una estupidez pero yo creo que es sintómatico que la deriva egoísta y depredadora del mundo. 
En el Casino de Madrid los baños tienen jabones pequeños, envasados, para lavarse las manos. 



Hace un días entre en uno de ellos y no había ninguno utilizado. Abrí uno, me lavé las manos, y lo dejé en la jabonera. Al cabo de una hora y pico volví al mismo baño, y me encontré tres jaboncitos abiertos puestos en la jabonera.


 ¡Por favor, es jabón! ¿De veras es necesario que abramos uno por cada persona que entre al baño?


viernes, 15 de junio de 2012

Paremos la crisis del periodismo: ¡está en nuestra mano!

Vale que Cebrián y el resto de los gestores de Prisa son lo peor. Vale que su sueldo es no sé cuantas de cientos de veces más que el de algunos redactores, pero ello no es óbice para que estos no hagan bien su trabajo. Seamos serios, la crisis del periodismo empieza justo ahí, en el periodismo.
Ayer fui testigo de dos hechos que, creo, ponen el dedo en la llaga. Primero, mi entrevista a una conocida pin-up. Para hablar con ella me documenté con datos de su  página web y leyendo algunas entrevistas que le habían hecho en el pasado. Le pregunté acerca de una declaración en concreto. Su respuesta no dejó lugar a dudas. Primero vinieron risas; después una negación categórica de haber pronunciando jamás una sentencia similar. "Los periodistas se lo inventan todo. Te encasillan en un estereotipo que es el que les da la gana, y luego redactan". ¿Da qué pensar, verdad?

El otro hecho está relacionado con un artículo, ayer, publicado en El País. La redactora narra la rueda de prensa de los querellantes contra Rato, impulsada por el movimiento 15M. Hay una cierta dosis de mala baba, sí, pero eso es una percepción personal (poner entrecomillada la palabra juristas desprende cierta intención de hacer daño, ¿no?)Y también una gran falta de rigor. Que, ¿cómo lo sé? Porque casualmente conozco a una de las personas de las que se habla en el artículo, y todo lo que se dice en él es falso. 


Carlos, residente en Malasaña, que no quiere dar su apellido (no se quitó las gafas de sol en toda la presentación), director de marketing online. Carlos invirtió parte de sus ahorros (no quiere decir la cantidad) en acciones de la entidad, de la que es cliente desde los 16 años. "Lo hice asesorado por mi sucursal, donde me dijeron que la acción no había tocado techo y decidí tirar para delante".

Ni Carlos reside en Malasaña (le dijo a la redactora que vivía en la glorieta de Bilbao), ni lucía las gafas puestas, ni se negó en ningún momento a facilitar su nombre. Y así, con nombre, y a cara descubierta, ¡salió en el informativo de La Sexta!

No es solo un problema de Prisa. Abrí el post hablando de Cebrián porque es cierto, flaco favor se hace a la prensa con gestiones como la suya. Pero los periodistas también tenemos responsabilidad en la crisis.Y estemos en el medio que estemos, nuestro deber es informar con rigor, no hacer literatura que se acomode a la idea que tenemos, a título personal, de ciertas cuestiones y hechos. Las crisis suponen cambios; ergo, ¡cambiemos para mejor!

martes, 5 de junio de 2012

Festival del pescado azul. Solo en Paradís Madrid.

Para una persona que no se reconoce demasiado amiga del pescado, es un tanto raro dedicarle un post a unas jornadas que buscan darle la mayor visibilidad posible. Pero, ¿qué hacer si una cae rendida a sus pies? ¡Si, literalmente! Porque los platos que han preparado estos días en Paradís Madrid con pescado azul, bien vale la pena probar. Tuve ocasión de degustar un 'bonito en taboulé yodado con dashi de encurtidos', un 'arroz con boquerones y sanfaina', una 'caballa en suquet de hierbas frescas mediterráneas' y un 'atún rojo de almadraba a la plancha con notas cítricas'. Para refrescar, entre tanto pescado azul, pude tomar un 'platillo de verduras de primavera' en punto y sabor espectacular.
Yo que no soy muy arrocera, de los platos de pescado me quedo (ay, pensaréis que estoy medio loca) con el 'arroz con boquerones y sanfaina'. Sencillamente delicioso.
¿Qué se le va a hacer si soy pura contradicción?
Si os entusiasma el pescado azul, ¿a qué esperáis para ir? Si no os gusta, ¿a qué esperáis para ir? Prometo que estos platos sí os van a entusiasmar. ¡Solo hasta el 15 de junio!


viernes, 25 de mayo de 2012

¿Se puede ser más malo?


Estos últimos días me estoy percatando más, si cabe, que, en ocasiones, estamos en manos de un puñado de malas personas.  Con nombre y apellidos, y algo en común: una falta de sensibilidad tan grande como no suele verse a menudo. No todos ellos son políticos. En la lista encontramos un ministro, un eclesiástico y un jurista. A saber:

Ministro Wert: "No tener recursos, pregunto... ¿Qué quiere decir? Que no se quieren destinar los recursos a eso (a Educación) en detrimento de otras posibilidades de usar los recursos en otras cosas". 

Rouco Varela: (Sobre el IBI) "Si hay que pagar, se pagará, aunque ello afectará a otras acciones de la Iglesia como la que desarrolla Cáritas"

Carlos Dívar, presidente de Tribunal Supremo: (Sobre los 5.658,88 euros gastados en viajes a Marbella) "Es una miseria"

A ellos les dedico esta canción. ¡Gracias, Rubén!


martes, 22 de mayo de 2012

Hoy quiero confesar que... ¡leo blogs!

Hace tiempo que me rondaba la cabeza el recomendar dos blogs de sendas compañeras periodistas y hoy me decido a hacerlo.


El primero, y con más antigüedad, es el de la periodista Raquel Pardo, autollamada Raquel Líquida por las cosas de la profesión. Desde su  blog, con un estilo jocoso y divertido, aboga por un consumo responsable y gozoso del mundo líquido. Sus mejores posts, a mi juicio, son aquellos en los que recomienda cómo beber, de qué artículos disponer, y en general, cómo disfrutar de la bebida en grado superlativo. 



El segundo, y casi recién llegado, es el blog de la también periodista Carmen González-Llanos. Con unas espectaculares fotos, Carmen propone 'comer con los ojos' (así se llama la bitácora), a la par que recomienda muchos de los restaurantes donde ha estado. 
Os invito, desde estas páginas, a visitar el estupendo trabajo de Raquel y Carmen, que al igual que otros inteligentes periodistas, ven las ventajas de la red y que el  presente y futuro -su presente y su futuro- como comunicadoras pasa y pasará por internet.

martes, 15 de mayo de 2012

De idiotas y malvados

Anoche, leyendo el blog de Daniel Díaz, Ni libre ni ocupado, no pude más que mostrarme de acuerdo con su último post. Este país está lleno de clase media baja que vota al PP, y bien orgullosa de hacerlo. Se deben de creer que la prosperidad de sus representantes se les va a pegar, porque si no, no lo entiendo. Todos estos votantes seguro que lleva a sus hijos a colegios públicos o subvencionados, unos colegios que van a sufrir unos recortes deleznables, pero ellos no piensan, o si lo hacen es en la injusticia de la expropiación de YPF por parte del gobierno argentino. Todos, o muchos de estos votantes, son usuarios de la sanidad pública, pero al parecer se deben de sentir bien sanos. Quizás el problema es que pecan de exceso de optimismo: piensan que les irá mejor y por ende, empezarán a formar parte del club de los privilegiados. ¿Sabéis, entonces, cómo llamo yo a estas personas? Dejan de ser idiotas, sí, para pasar a ser malvados. Porque, cuando uno lo tiene  todo, o tiene muchas cosas, ¿por qué basar su bienestar en el malestar de los demás? 
En fin, hoy me quedo con la gran noticia del día, esa que me va a permitir vivir sesenta años más con el mismo aspecto que tengo ahora. ¡Buen San Isidro!



jueves, 26 de abril de 2012

¡Feliz cumpleaños, Cilantro!

El amigo Pepe cumple un año. Bueno, estrictamente quien cumple un año es su hijo Cilantro. Para la fiesta de cumple, va a hacer un aperitivo el próximo día 1 de mayo. Ese día, estamos convocados todos los amigos, vecinos y futuros amigos para probar y deleitarnos con un guiso elaborado por las manos del maestro Gorines, Pepe para los amigos. Con bebida, claro, ¡qué esta no falte! Manzanilla Solear, cañas Cruzcampo, vinito..., todo listo para celebrar algo más de 12 meses cargados de éxitos y alegrías. 

Hace unos pocos meses, la revista Metrópoli eligió a Cilantro como mejor gastrobar. Ello solo vino a refrendar lo que muchos ya sabíamos: ¡que en Cilantro se come y se bebe de puta madre! Perdonadme la expresión, pero las verdades y los enfados se reafirman más y mejor siendo un poco mal hablados.
Ea, pues, quedáis todos avisados. Un aperitivo glorioso y divertido nos espera el próximo día del trabajo. Y para los que quieran quedarse a comer, podrán disfrutar de platos como este


este otro

también este arroz


o unos txipironcitos, uno de los platos estrella de la casa



Rascaos el bolsillo después del aperitivo. Prometo que no sera mucho, a cambio de que el agape del disfrutéis será, os lo aseguro, del todo memorable.

domingo, 22 de abril de 2012

Corazón blanco, mente negrísima

Estoy segura que los tres autores que menciono en mi post han luchado con monstruos, aunque me animo a asegurar que no se han convertido en uno de ellos. Lo que está claro, también, es que han mirado mucho tiempo un abismo, con claro peligro de que el abismo se asomara a su interior. Si este se ha asomado, claramente se han exorcizado pergeñando unos libros que reflejan, desde ángulos y situaciones diferentes, la negritud a la española, que también existe. Tomad nota de tres libros de sendos periodistas que valen la pena (los libros y los periodistas):

El primero de ellos, el más humorístico dentro de su oscuridad, es una incursión caricaturesca, aunque no exenta de verdades apabullantes, en el mundo de la alta gastronomía. Tendí a él de forma natural: la cercanía profesional con la autora no me dejó otro remedio. 'El chef ha muerto' lleva ya unos cuantos meses rodando por librerías de todo el país, pero el mensaje, la ironía, no ha perdido ni un ápice de frescura. La trama no tiene desperdicio: el chef más aclamado del mundo ha muerto asfixiado engullendo un pulpo vivo. El accidente ha ocurrido con el cocinero a solas, por lo que el detective Ven Cabreira es llamado a investigar el asunto por cuenta de la compañía de seguros. Un investigador atípico que se ve inmerso en un mundo que detesta, no en vano tiene cercenado el sentido del gusto, acompañado de una periodista un tanto torpe pero ambiciosa, son los personajes principales de este libro que no deja indiferente. 
La autora, Yanet Acosta, es periodista especializada en gastronomía a golpe de teletipos en Efeagro, agencia donde se curtió como comunicadora de la cosa alimenticia y culinaria. En la actualidad es directora del curso de periodismo gastronómico y nutricional de la Complutense y, ejerce, cómo no, de entusiasta neo-escritora de  ficción. Con Cabreira como alter ego, Yanet nos ofrece en 'El chef ha muerto' una lectura amena, divertida e instructiva de un mundo que no escapa de la miseria humana. 

Sin conocimiento de su autora más que de oídas, a la segunda novela llegué por el título y por un argumento que, a priori, prometía ser escabroso. Y lo fue, y tanto qué lo fue. 'Las niñas perdidas' empieza muy pronto sumergiéndose en la Barcelona que no se pone guapa, la Barcelona que acoge entre sus calles a lo más oscuro que la mente pueda imaginar. La detective privada Victoria González, antaño periodista, se dispone a investigar la desaparición de dos niñas, una de ellas encontrada muerta, con claros síntomas de abuso sexual. Con este caso entra en una espiral de horror que no tiene visos de terminar conforme avanzan las páginas. Una visión diferente de la Barcelona turística que, lo más probable, tiene tintes verídicos.
La escritora de esta joya es la periodista Cristina Fallarás, a quien no tengo el gusto de conocer , pero a la que le auguro un futuro exitoso en sus incursiones al abismo.

Por último, me gustaría recomendar '31 noches',  una novela que se mete en la noche madrileña para mostrarnos qué se cuece en el mundo de los matones (perdón, porteros) de discotecas. Sin olvidar el humor, con frases lapidarias que hacen referencia al escaso rigor de la profesión periodística, el autor parte de hechos reales para dar forma a una historia negra que se desarrolla mientras muchos duermen tranquilamente en sus camas. El libro, dedicado a los compañeros de Público, del que el autor, Ignacio Escolar, fuera director, parece trepidante (lo acabo de empezar) y la trama promete. A él me acerco porque conozco algo al escritor. Le entrevisté una vez, estoy próxima a entrevistarle otra... Escolar es ese amigo sabelotodo pero al que da mucho gusto escuchar; es ese compañero de clase empollón que te va a dejar copiar; es una persona necesaria para el periodismo, y tal vez, con 31 noches nos muestre que también es necesaria para la ficción.

Desconozco si con motivo del día del libro, Escolar y Fallárás tendrán alguna actividad con lectores. En el caso de Yanet Acosta, sé que estará en la  madrileña librería Arrebato a partir de las 20:30, acompañada de Gipsy Chef, para hablar de En Crudo (oh, ¿no he hablado del fanzine gastro? ¡Otra vez será!), su carrera literaria, y yo qué sé cuántas cosas más.

¡¡Corrección!!: Ignacio Escolar estará en Barcelona firmando ejemplares. Ver http://www.escolar.net/MT/archives/2012/04/31-noches-en-sant-jordi.html con su agenda.

lunes, 9 de abril de 2012

Adiós a un hombre bueno e inteligente


Hace unos años tuve un problema a mitad de la noche. Sin teléfono, sin llaves de casa, sin dinero, tenía pocas posibilidades de recurrir a alguien. Pero recordé a mis amigos Cristina y César que, afortunadamente, vivían a dos minutos andando de mi casa. Ambos periodistas -víctimas del ERE de RTVE- habían entrado en mi vida recientemente pero con mucha fuerza. Cristina había sido mi 'madre' en unas piezas teatrales que tuvimos la osadía de representar. César, su pareja, su amor, su vida, era un hombre afable, culto y con muchas ganas de vivir. Los dos me parecieron personas que tenían que incorporar a mi pequeño círculo de amigos por lo mucho que me iban a aportar. Supongo que el susto que les pegué fue mayúsculo. A horas intempestivas tocando el timbre de su casa, nerviosa y requiriendo ayuda, me abrieron la puerta de su hogar. No pasó mucho rato antes de que César, resolutivo, tomara las riendas de mi problema, y ni corto ni perezoso lo solucionara en un periquete. No había duda posible, me encontraba en las mejores manos. 
Hace un rato se me atragantó el desayuno con la triste, tristísima, noticia del fallecimiento de César Abeytua a la temprana edad de 64 años. No puedo más que decir que nos ha dejado un tipo fantástico, un hombre que se dejaba la piel en causas justas, que tenía por delante muchos años de vida que, desgraciadamente, un cáncer fulminante ha truncado. Se ha ido un hombre con nietos pequeños que jamás conocerán la inteligencia, la sapiencia y la bondad de su abuelo más que por terceras personas. Se ha ido un hombre que deja a mucha gente triste, a unos hijos a los que en compañía de Cristina, supo criar y educar muy bien. Se ha ido un hombre que deja una mujer enamorada, la suya, a la que le costará seguir adelante sin la luz de su vida. Se ha ido un hombre que deja un mundo un poco peor con su ausencia, que deja luchas emprendidas contra la injusticia sin finalizar de las que, esperemos, alguien tome el relevo. Se ha ido un hombre importante, de los que dejan huella en todos los que le hemos conocido. Aunque estoy triste, me siento afortunada, porque tuve la gran suerte de conocer a César Abeytua. Fue un hombre bueno e inteligente, ¿acaso es posible ser algo mejor?
Al frente de la jefatura de realización de los servicios informativos de TVE durante varios años y fundador del mítico programa 'Días de cine', César recibirá un homenaje póstumo en la pequeña pantalla durante la emisión, el próximo jueves, del programa de cine del que fue fundador. Los que le conocimos y le quisimos estaremos el jueves, a partir de las 23:30, pegados a la tele, en la 2. 

martes, 3 de abril de 2012

¡Una de torrijas!

Aunque yo soy más de buñuelos (rellenos de crema, ¡por favor!) aprecio una mayoritaria preferencia por las torrijas ahora que estamos en época. Abundan las de leche, pero para los que queráis degustar unas de vino, aquí os dejo la receta original de las míticas torrijas del Anciano Rey de los Vinos:

Torrijas del Anciano con su vinito dulce
Ingredientes
Rebanadas de pan de 20 cm de grosor
  Vino blanco
  Vino dulce del Anciano Rey de los Vinos
  Huevo
  Azúcar
Preparación de la receta de torrijas de vino típicas del Anciano Rey de los Vinos
Dejar el pan que se asiente durante 1 o 2 días para que tome consistencia.
Mojar las rebanadas de pan en una mezcla de vino blanco, vino dulce del Anciano (u otro vino dulce si no podéis acercaros por Madrid a comprar), azúcar y huevos, todo ello bien batido. Después se escurren y dejan reposar para que cojan bien el sabor del vinito. Por último, se  fríen en una sartén con suficiente aceite bien caliente, dejándolas que ellas solas se den la vuelta una vez que están fritas por un lado.
Cuando las torrijas estén doradas, sacar y colocar sobre papel de cocina.
Una vez que estén frías, espolvorear azúcar.

Como veis, una receta muy fácil de hacer, aunque si preferís degustarlas en el establecimiento, lo ideal es tomarlas acompañadas de su deliciosa mistela.

jueves, 22 de marzo de 2012

¿Acaso no se puede ser (casi) perfecto?

Hace unos cuantos años trabajé como correctora de estilo. En mi labor diaria realizaba tareas tan importantes como controlar que en los textos no hubiera faltas de ortografía o erratas, y verificar que la sintaxis y semántica de cada oración fuera la correcta. Hablando en plata, vigilaba que las frases redactadas  por el escritor estuvieran correctamente construidas y se entendiera a la perfección el mensaje que este quería transmitir. Si no era así, ahí estaba mi pericia como correctora para, respetando el estilo del autor, corregir todo lo erróneo que buenamente detectara. Este recuerdo del pasado viene a hilo de la 'polémica' desatada a raíz de un artículo publicado en New York Times en el que una escritora 'negra' retrata a la industria editorial gastronómica. En él, la escritora cuenta cómo muchos de los libros culinarios escritos por famosos son en realidad libros hechos por redactores fantasma (ghostwriter, en inglés). Pone como ejemplo, entre otros, el libro de recetas de Gwyneth Paltrow del que según dice, está escrito por la 'negra' Julia Turshen. A esta afirmación, salió al paso la actriz norteamericana en su cuenta de twitter: "Adoro la sección de gastronomía del New York Times pero la de esta semana necesita una revisión. No hubo ningún negro en mi libro de cocina. Yo escribí cada palabra". Al parecer, las declaraciones de la actriz fueron un revulsivo que hizo sacar uñas y dientes a los detractores de personas 'insoportablemente perfectas' o 'guapérrimas renacentistas', tal como la tildan algunos en la red. Amparándose, muchos de ellos, en la dedicatoria que la propia Paltrow escribe a Turshen en el libro, las redes sociales se han llenado de burlas hacia una persona que no sé por qué motivo no puede haber escrito un simple y sencillo libro de recetas. Si Paltrow aclara que lo ha escrito ella, ¿no debemos creerla? ¿Hay algún motivo para no hacerlo? Yo, por lo pronto, me remito a mi pasado de correctora en el que, en ningún momento, se me ocurrió autoproclamarme autora de los libros que tuve la suerte de corregir.



¡Por fin probé un verdejo de mi agrado!

David González preparando
un cóctel Asami
¿Cuántos amigos, conocidos, compañeros, y demás personas que me rodean me habrán oído decir que 'odio la uva verdejo' y por extensión, los vinos de la D.O. Rueda? Pues, amigos, ayer probé una verdejo de mi agrado. Sí, en serio, este hito ha sucedido: ¡lástima que estuviera camuflada, camufladísima, entre toques de G'Vine, kiwi y algo así como jugo de manzana! Sí, sé que esto es una provocación, pero¿qué se le va a hacer?  Por lo menos puedo ya decir que, a mi juicio, la verdejo sirve para algo, aunque sea para formar parte de un gran cóctel, Asami, creación del barman David González. Justo con este cóctel, David ganó el campeonato impulsado por la fragante ginebra francesa. Eso sí, durante el concurso en Francia, dada la escasez de vinos de Rueda, para la presentación final se utilizó un chardonnay. En fin, si queréis probar esta delicia, que lo es, no tenéis más que acercaros por Shikku Izakaya, el nuevo local de Dr. Fleming, 33,  en horario afterwork. ¡Vale la pena! Con suerte, una (o uno) puede encontrarse con el guapo Jorge Fernández acompañado de un desconocido amigo aún más guapo que él. Ayer estaban por ahí...

Con Javier Fdez. Piera, en Shikku Izakaya

martes, 28 de febrero de 2012

Ajetreado lunes: 'Cooking session' y entrega premios Metropoli

Últimamente estoy teniendo unos días muy tranquilos. Me prodigo poco por saraos y encuentros gastronómicos varios, pero ayer hubo dos citas en Madrid a las que nos quise dejar de ir. Por la mañana se celebró en la escuela de hostelería de la Casa de Campo la primera Cook Session, esto es, un encuentro informal entre chefs de prestigio, periodistas y empresarios de la industria alimentaria madrileña con el objeto de cocinar algunas tapas de forma improvisada. El encuentro, organizado por ASEACAM (Asociación Empresarial de Industrias Alimentarias de Madrid), contó con la participación de los cocineros Alberto Chicote (Pan de Lujo), Joaquín Felipe (Europa Decó), Manuel Domínguez (Lúa), Jorge González (Hotel Ritz), Sacha Hormaechea (Sacha), J.A. Medina (Zalacaín) y Juan Pozuelo (Hamburguesa Nostra). Cada cocinero lideró un equipo formado por dos periodistas especializados en gastronomía, dos alumnos de la Escuela y dos representantes de la industria alimentaria madrileña. Los grupos cocinamos cuatro tapas cada uno a partir de los ingredientes encontrados en un cofre sorpresa, todos ellos aportados por la industria alimentaria de Madrid. Entre los periodistas 'cocineros' hubo caras conocidas como Concha Crespo o Luis Cepeda, entre otros.
© Matías Pérez Llera. Nuestro 'jefe' Jorge González, impartiendo instrucciones. 
La verdad es que fue una actividad simpática, aunque algo desorganizada. Cada grupo se las vio y deseó para conseguir el material necesario (platos, cucharitas, etcétera) y fue como una carrera a lo '¡sálvese quién pueda!' por utilizar hornos, planchas y encontrar bonitos recipientes de presentación. En mi caso me tocó el grupo liderado por el vasco Jorge González, chef del Ritz. Un cocinero algo serio con quien, hasta la fecha, no había tenido el placer de coincidir. 
Ya a la noche, se entregaron en la sala Mármara de la capital, los premios gastronómicos Metropoli. Un acto a reventar de gente, con una megafonía deficiente, pero que causó la alegría de varios miembros de la comunidad gastronómica madrileña al ver avalado su esfuerzo con tan estupendo premio. La troupe cilantrera (Cilantro es por derecho propio el mejor gastrobar) estuvo encabezada por Pepe Gorines, su carismático cocinero y propietario, por Mariano y Sonia (ambos del equipo de sala), y por amigos como Laura Grani, Nico y María Scott Henry, el fotógrafo Félix Soriano, Víctor García de Haro y yo misma, entre muchos otros. Faltó la Forcada, que aún la tenemos por las Américas, exprimiendo Las Vegas.

© Félix Soriano. Mariano, Sonia y Pepe Gorines, de Cilantro, acompañados 
por Nico y María Scott Henry, anoche en Mármara
En el acto algunas caras ya vistas a la mañana como Jorge González (en este caso, fue la sumiller del Ritz quien obtuvo premio), Juan Pozuelo (Hamburguesa Nostra fue una de las firmas premiadas) o Luis y María de Blas de Solobuey.
También se dejaron ver muchas caras conocidas de la sociedad gastronómica de la ciudad: periodistas, empresarios de hostelería, cocineros, personal de sala, sumilleres, y un largo etcétera no quisieron perderse esta entrega de premios. 

Con Mónica De Torre y Pablo De Simón de Viñedos y Bodegas de la
Marquesa - Valserrano
Me llamó la atención la ausencia de Diego Guerrero, chef de El Club Allard, establecimiento que consiguió el premio al restaurante del año (Diego, si estuviste, por favor, perdona mi error. No logré verte).
(Al cierre de esta edición, puedo constatar que la ausencia de Guerrero se debió a que el cocinero se encuentra por tierras nórdicas)

jueves, 23 de febrero de 2012

¿A quién no le gusta un italiano?

Hace un tiempo, la ONG Oxfam realizó una encuesta a más de 16000 personas en 17 países preguntándoles acerca de cuáles eran sus platos preferidos. Ganó por goleada la pasta que, aunque su origen sea chino, es por todos sabido que ha sido Italia quien la ha popularizado. Si vives en Madrid, o en algún momento recalas por la ciudad, y justo te encuadras en este grupo de forofos de la pasta, o te gusta la comida italiana por otros de sus múltiples platos, no debes dejar de ir a Il Particolare. Este restaurante, que comenzó su andadura hace apenas unos meses, ocupa el local que antaño albergaba un establecimiento de especialidades portuguesas. 
Cesta de parmesano con fettuccini 
Tiene las tres bes: bueno, bonito y barato. La carta presenta un recorrido por distintas regiones de Italia, con un guiño a algunas zonas de España y Francia. Pero lo realmente interesante son las especialidades  transalpinas que los chefs Francesco y Fabio dominan a la perfección. Platos tan conocidos como el ossobucco (Lombardia), el rissotto (Puglia), pastas varias (presentes en casi todas las regiones), milhojas de berenjenas con parmesano (Campania) conviven con especialidades menos populares como  los mejillones al vapor con tomates cherry (Puglia) o la juliana de espinacas frescas con calabaza (Lazio-Umbria). Hay dos platos que destacaría, por su inigualable sabor, por encima de los demás. Ambos constituyeron al probarlos una agradabilísima sorpresa. No porque esperara que el restaurante no fuera correcto, si no porque realmente me entusiasmaron. Aunque soy una enamorada de la cocina italiana, no soy demasiado amante de la pasta (puede parecer una incongruencia pero os aseguro que no es así), por ello la sorpresa que tuve al probar la cesta de parmesano con fettuccini al limón, marcarpone y langostinos (Toscana-Emilia Romagna) fue el doble de grata. Un plato 10, absolutamente recomendable. El lomo alto de buey confitado en láminas a la pimienta negra y sal Maldon (Piemonte) no le anduvo a la zaga a los fettuccini: una presentación delicada para una carne sabrosísima.
Los postres, con especialidades clásicas como el tiramisú o la panna- cotta, completan una oferta que, si le sobra algo, son los platos españoles y franceses.

Tiramisú
La segunda b, con una decoración en tonos claros -con cuevas típicas del centro en la planta baja-, es agradable y armónica a la vista, no provocando ningún tipo de estridencias que pudieran afear la estancia y la comida.



La tercera se explica por sí sola a la hora de pagar. Un ticket medio de 25 euros por comensal, hacen de Il Particolare una oferta apta para todos los bolsillos.
Una situación inmejorable, cercana a Ópera, redondea una propuesta gastronómica ya de por sí muy interesante.

lunes, 20 de febrero de 2012

Lo que vi de los Goya 2012


Soy tan enamorada del cine que rara vez me pierdo alguna de las galas de los Goya. Ayer no fue una excepción, y me tragué enterita una ceremonia un tanto larga, con sus más y sus menos, y con figuras de talla internacional como Daniel Bruhl, Salma Hayek, Elena Anaya, Antonio Banderas, Pedro Almodóvar (quien iba con unas sorprendentes  gafas de sol que solo se quitó cuando se le acercó Eva Hache) y Melanie Griffith.

Almodóvar con gafas de sol a las diez de la noche
Eva Hache estuvo bien, aunque yo le hubiera dado más espacio para que pudiera explayarse toda su vis cómica, y quizás un/os guionista/s más ácidos que le hubieran sacado todo su talento. Tras más de doce horas desde la celebración de la gala, prácticamente todo el país sabe, en líneas generales, quien asistió a tan importante cita del cine español. Un cada día más atractivo Antonio Banderas, acompañado de su inseparable y enamoradísima Melanie Griffith, estaba situado en primera fila del Palacio Municipal de Congresos de Madrid. En tan privilegiada situación también se sentaron Pedro Almodóvar, Salma Hayek con su multimillonario marido François Henri-Pinault, José Coronado y Álex de la Iglesia con su joven novia Carolina Bang.
Melanie Griffith siempre mirando con amor a su Antonio
La emoción vino con Silvia Abascal que, al parecer, aprovechó los Goya para reaparecer tras su convalecencia después de sufrir un ictus el pasado año. Contenta por volver, dio las gracias por el apoyo recibido, aunque en este cometido fue breve y concisa, lo que fue de agradecer. El primer premiado, el actor Lluís Homar -quien, por cierto, tiene unos mal llevados 54 años- se hizo muy pesado en sus agradecimientos, incluso el público le llegó a aplaudir antes de tiempo en un claro intento de que finalizara de una vez por todas. 
Lluís Homar, en un momento de su larguísimo discurso
Uno de los hitos de la noche fue el ridículo discurso del presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, en el que describía la red como algo ajeno al cine, unas palabras que chocaban de plano con el discurso del anterior presidente, Álex de la Iglesia, en la gala del año pasado, en el que el cineasta enfatizaba que "Internet es el presente y el futuro".
Merecidísimos, a mi juicio, los Goya a José Coronado (sería verdad que Banderas no esperaba para nada ganar pues en cuanto anunciaron las candidaturas a mejor actor, el malagueño no dejaba de mirar a Coronado con semblante de buen humor), Elena Anaya  -una actriz que me parece de lo mejorcito que ha dado el cine español en décadas-, y a Alberto Iglesias por una banda sonora de hechura perfecta. 
José Coronado, que ha sabido interpretar muy bien en anteriores ocasiones a personajes malvados no exentos de atractivo (ver, por ejemplo, 'La Caja 507'), ha conseguido un Goya con un papel que le quita todo su atractivo físico y al que el actor sabe dar a la perfección la esencia de lo que significa ser un alcohólico.
Coronado besando su Goya

Una emocionada Elena Anaya con su Goya en las manos
El triunfo de Enrique Urbizu, y de su película 'No habrá paz para los malvados', aun siendo justo, no debería ser el primero. Con 'La Caja 507' ya demostró hace años que es un estupendo cineasta. Justo en esta película, también protagonizada por Coronado, trabajó Goya Toledo, una actriz que, en mi opinión, fue la mejor vestida de la gala de ayer. Tuvo el atino de elegir un modelo de un diseñador que no odia en absoluto a las mujeres, y eso se traduce en unos diseños elegantes y absolutamente glamurosos. Hablo, por supuesto, del libanés Elie Saab.
Goya Toledo, perfecta con un modelo
de Elie Saab
A quien peinó, y casi diría vistió, su peor enemigo fue a Pilar López de Ayala, que 'lucía'  un espantoso recogido casi igual de horroroso que el cardado del año pasado.

A la izq, Pilar López de Ayala en los Goya de este año. A la derecha, en la gala del pasado año.
Otra que, al parecer, quiso destacar y le salió el tiro por la culata fue Belén Rueda -a quien yo suelo encontrar muy mona- que apareció con un terrible peinado ochentero a lo Farrah Fawcett que no le favorecía en absoluto. Leonor Watling tampoco apareció muy agraciada. Con un peinado antiguo y un vestido que le tapaba cualquier atisbo de piel parecía querer emular a la señorita Rottenmeyer. ¡Quizás habrá alguien que este look le 'pone'!
Belén, ¿dónde dejaste a Charlie?

Leonor Watling, alias Srta. Rottenmeyer
Magnífica Isabel Coixet con su juego de palabras "Hubiera preferido que 'no hubiera paz para los malvados', pero para algunos sí que la hay" al recoger el premio al mejor largometraje documental por su film 'Escuchando al juez Garzón'.
Por último, yo les diría a los organizadores que para futuras ediciones prescindan de los numeritos musicales. El primero, con Eva Hache cantando (fatal) y varios actores conocidos acompañándole en estas lides fue auténticamente lamentable, a pesar de lo que diga Curro Cañete en su crónica en Vanity Fair. Ni la coreografía de Blanca Li les salvó a todos de caer en el más espantoso de los ridículos. Y el rap liderado por El Langui, por no merecer, no merece ni comentarios.

martes, 14 de febrero de 2012

Mi abuela

©Mar Sumasi
Hace poco, un famoso cocinero me hablaba acerca de los planes que tenía de recuperar los sabores de antaño. No tanto con el producto, que eso escapa a sus competencias más allá de la elección que de este pueda hacer, sino con el modo de elaborar los platos. Esta conversación, irremediablemente, me trajo a la memoria a mi querida abuela. No sé si el cocinero lo notó, quizás sí,  pero a mí, en escasos segundos, se me llenaron los ojos de lágrimas. Un cambio brusco en la conversación –introducido por mi parte- me evitó males mayores, o por lo menos la angustiante situación de verme débil y expuesta ante la mirada ajena.
Mi abuela Rosa, de origen gallego, pasó la mayor parte de su vida en la llamada Suiza de América –por lo menos en muchos de los años en los que ella allí residió- por lo que vio enriquecida su vena culinaria no solo por las enseñanzas gastronómicas familiares, también por un entorno de procedencia italiana que imprimió cierto carácter mediterráneo a su cocina.
Mi abuela, cuando tenía tiempo y ganas, fabricaba la pasta. Nada de comprar paquetes de pasta al huevo de sémola dura; ni corta ni perezosa, desde bien temprano, se dedicaba algunos domingos a preparar el relleno (mi preferido fue siempre de espinacas), a amasar la harina, a extenderla y rellenarla, y a cortar los cuadraditos destinados a convertirse en ravioli. Pero lo que mejor le salía era el tuco (una salsa similar al ragú con la diferencia que en la primera la carne se cocina entera, de una pieza, y no se deja deshilachar), con un sabor fuerte, intenso, contundente.
¿Qué decir de los canelones? Muy distintos de los italianos o catalanes (aunque el origen es de nuestro vecino mediterráneo, en Catalunya son típicos debido al intercambio comercial que hubo durante siglos con el sur de Italia), los canelones de mi abuela (y de muchas abuelas del Cono Sur) se elaboran con filloas, se rellenan con verdura (espinacas o acelgas) o maíz, se cubren con delicioso tuco, se espolvorean con queso rallado, y se gratinan en el horno. ¡Qué maravilla de mestizaje! Desgranando orígenes, se mezclan, por lo menos, tres países e innumerables regiones. El día que mi abuela hacía canelones era una fiesta, un festín gastronómico.
Siendo más joven, cada vez que visitaba Madrid, mucho antes de establecerme aquí, no paraba de oír hablar de los huevos de Lucio. Hasta que un día, unos generosos amigos en una de mis visitas relámpago me invitaron a probarlos. ¡Qué increíble decepción! No pude más que pensar en un plato sencillo que hacía mi abuela, por entonces aún en este mundo,  de similares características pero con dos ingredientes añadidos que le daban un diez al plato: pimiento rojo y tomate en rodajas. Claro que el plato no admitía comparación: la fritura de las patatas de mi abuela, doradas por fuera  y blanditas por dentro, con aceite sin quemar, elevaba el plato por encima de cualquier otro que admitiera alguna similitud. Huelga decir que, en mi siguiente visita a mi abuela, le pedí que me hiciera el plato, que pensándolo bien, no tenía ningún nombre.
Exagerando un poco, gracias a mi abuela no caí víctima de escorbuto (mi madre, su hija, huía de la verdura fresca como si de un alien se tratara y evitaba dar a sus hijos tamaña aberración). Mi querida abuela preservó mi gusto natural por las verduras, incentivándolo si cabe.
Los últimos veintisiete años de su vida, mi abuela los pasó en Barcelona. Allí pronto adoptó como suyos algunos platos de la cocina catalana como la escalibada. Parece una tontería, pero ninguna escalibada, un plato fácil a base de hortalizas asadas, me sabe como la que ella hacía. No sé, le encontraría el punto justo de cocción a las verduras.
La recuperación de los sabores de la que me hablaba el cocinero es una idea atractiva, claro, pero a mí me parece imposible, quizás solo pueden lograrse ciertas remembranzas. Los sabores de mi abuela, mal que me pese, los dejé ya atrás, aunque por suerte, no en la infancia, su cocina me acompañó muchos años más. ¡Cómo me gustaría volver a sentir en la boca, en las papilas gustativas, el gusto de sus platos! Pero por más que intentara cocinar como ella (y no oso hacerlo), su sabor siempre sería diferente. Incluso sus estropicios –que los hacía- , seguro que soy incapaz de emularlos. 

Este escrito fue publicado en el número 1 de En Crudo,  cuyo numero 2 ya circula por ahí...

martes, 7 de febrero de 2012

La tela blanca

La visión le dejó impresionada. Treinta y pico años largos de un cuerpo bien esculpido y bello rostro, bellísimo, de mirada insolente. Un torso y unos brazos salpicados de tatuajes contribuían a darle un atractivo aire canalla.
Tan solo unos centímetros de tela blanca inmaculada tapaban un sexo que se adivinaba… potente. Imposible imaginar que su secreto mejor guardado desmereciera de la perfección absoluta de su físico. Ella imaginaba la tersura y la dureza. Soñó sus manos acariciándole, sintió sus pechos rozándole, provocando el despertar de la pequeña bestia dormida.
“Arrancaría la tela a dentelladas”, pensó. Pero esperó a que el secreto se asomara, a que la tela no bastara para cubrir el miembro henchido. La demora fue breve. El tesoro, enhiesto, no defraudó. En escasos segundos estuvo preparado para recibir la calidez de otro cuerpo, su cuerpo.
El sonido estridente del metro que llegaba le despertó de su ensoñación. Con las mejillas arreboladas, notó las miradas masculinas sobre ella. Miradas que soñaban con el calor de su cuerpo y la dulzura de su boca. Imposible que adivinaran que, por unos instantes y delante de sus lascivos ojos, ella había sido plena y felizmente de otro.