Ambiente en Millesime el pasado miércoles |
El miércoles abrió sus puertas la cuarta edición de Millesime Madrid, un evento donde muchas firmas y muchos cocineros dan a conocer sus mejores creaciones a un público compuesto, en su mayoría, por empresarios e invitados de las compañías asociadas (no hay que olvidar que Millesime es un club al que pertenecen algunas de las empresas más importantes del país) y por periodistas acreditados. Si bien la entrada es libre, previo pago de 100 euros, son pocos los visitantes anónimos que abren la cartera. Talleres en los que se puede ver a los mejores profesionales del momento mostrar parte de su trabajo son una fuente importante de atracción, así como el inmenso bar que componen los distintos mostradores de las firmas gourmet participantes.
Espacio Negrini, con su rica mortadela de Bologna |
Un bar (Open Bar, según le llaman en la organización) donde con tan solo estirar la mano se tiene champagne, buen vino, jamón, los mejores quesos, y los pinchos y cocina en miniatura de grandes cocineros, entre muchas otras cosas, y todo por la cara bonita del afortunado que ha sido invitado o acreditado. Porque Millesime no es más que un culto al hedonismo extremo, algo que, en tiempos de crisis, se disfruta con más ansia. Claro es, también, que en una época de estancamiento económico como la que estamos viviendo, este modelo de lujo gastronómico está en profunda decadencia, por lo menos en España. No así en México y Brasil, donde los organizadores han tenido el tino de extrapolar este modelo sibarita.
Michael Ruiz, de Paralelo Cero, preparando un rico ceviche ecuatoriano |
Yo estuve un rato el miércoles por la tarde. Poco pude ver pues ir a Millesime al final se convierte en un no parar de saludar por doquier a gente a la que hace tiempo que no ves. Por allí vi cocineros como el encantador Paco Pérez, que tiene la friolera de tres estrellas Michelin entre su restaurante Miramar y la Enoteca en el Arts, de la que es director gastronómico; un Chema de Isidro afectado por la desagradable situación vivida en Millesime por uno de sus grandes amigos, el fotógrafo gastronómico Félix Soriano; un simpatiquísimo, como siempre, Ramón Freixa; y Michael Ruiz, representando -cómo no- la cocina de su nuevo proyecto (junto a Pedro Pablo Duart) 'Paralelo Cero'.
El micheliniano restaurante familiar Venta de Moncalvillo de La Rioja está presente este año elaborando algunas delicatessen. Yo probé un salteado de hongos sobre cama de endivia, unas endivias que según nos contaron a mi amiga Mónica y a mí provenían directamente de la tienda gourmet que el padre de Mónica posee en Logroño.
Departiendo con Paco Pérez El stand de Venta de Moncalvillo |
Por fin este año, Millesime ha tenido a bien admitir entre sus colaboradores a la firma Gramona que elabora un cava de altísima calidad y un vi de gel cada vez con más adeptos. Me consta que están de enhorabuena pues ya llevaban tiempo detrás de figurar en la lista de participantes del salón.
El anhelado espacio Gramona |
Caras conocidas del público solo vi una. Intercambié apenas unas palabras con la siempre amable y cercana Espido Freire ya que un remolino impestuoso de compañeros periodistas me tragó impidiéndome despedirme de ella.
Como nota gastronómica destacar el nuevo producto de Castillo de Canena, un aceite arbequino ahumado (creo recordar que con madera de haya) que me cautivó.
Mi coctelero favorito, Víctor García de Haro, también estaba por allí con su firma de bandera, Global Premium Brands, que distribuye muchas de las mejores bebidas premium del momento. También Carlos Moreno, de O'Clock, compartía barra con Víctor.
Con Víctor García de Haro |
El cielo de Matías Pérez Llera, como siempre trabajando al pie del cañón, fue de los mejores encuentros.
Además, el paseo por Millesime me planteó unas cuantas preguntas:
¿Quién es realmente una periodista rubia que ha irrumpido en el mundo gastronómico y todos se la rifan? ¿A qué es debido tanto interés por ella?
¿Por qué una empresaria del sector de las agencias de comunicación salió corriendo desesperada a saludar a un cocinero gallego abandonando la conversación en la que se encontraba inmersa?
Zona Chivas con su banda de jazz |
No puedo recordar si es novedad de este año, o en la edición pasada ya estaba, pero hay un espacio Chivas donde un grupo de jazz toca (y muy bien) varias piezas que amenizan el lugar. Lástima que, quizás por el tipo de bebida, el público era menos heterogeneo, tan solo con señoras y señores de cierta edad.
Así, a bote pronto, Millesime me pareció más pobre y más vacío que otros años. Es normal, la crisis se tiene que notar.
Hoy voy a ir a comer. Como siempre, un interesantísmo almuerzo donde varios de los mejores cocineros del momento cocinan para los comensales. ¿En qué espacio estaré? ¿Será Joan Roca, Pepe Solla y Pepe Rodríguez Rey quienes me darán de comer? ¿Probaré las exquisiteces de Paco Morales, Paco Pérez y Nacho Manzano? ¿O tendré el placer de probar los platos de Paco Roncero, Rubén Trincado y Julio Fernandez Quintero? Los tres equipos de primeras figuras, coordinados por Joaquín Felipe, a cargo de los tres restaurantes efímeros que se montan en Millesime son, sin discusión, las estrellas del salón. Y como en años anteriores, la zona de gin tonics será el espacio elegido por la avalancha de comensales para hacer la sobremesa. Contaré más...
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