Hermosa manera de evocar su país de origen tienen los ecuatorianos Pedro Pablo Duart y Michael Ruiz a través del bautismo de su restaurante como Paralelo Cero, en la calle Villanueva, 21 de Madrid. Y lo agradable no acaba con el nombre, no; más bien continúa en la decoración, pasa por el servicio y sigue, cómo no, en los platos. Tras un arduo trabajo detrás, hace cosa de un mes abrió por fin el primer restaurante de alta cocina ecuatoriana (aunque fusionada con la española) de la capital. Y ayer tuve la ocasión de probarlo.
Un aperitivo de una copa de un refrescante albariño Paco y Lola, fue la antesala de un magnífico menú que Michael y Pedro Pablo nos tenían preparados. Sabores intensos y exóticos, fusionados en muchos casos, como en la ensalda de jurel que se acompaña de un fondo similar al salmorejo elaborado con tomates verdes, o las croquetas de gallo de corral rebozadas con coco. También la cocina ecuatoriana tiene su versión de ceviche, en este caso de pulpo y corvina, frutos del mar macerados con maracuya, naranja y physalis. A modo de curiosidad, comentar que el ceviche no solo se elabora en Perú; es un plato típico de casi todos los países americanos con litoral en el Pacífico, de México a Chile. El bacalao, un pescado que personalmente no me gusta mucho, estaba especialmente rico acompañado de plátano macho y hembra. También tuvimos ocasión de degustar el Seco de Gallina; traducido a nuestro lenguaje, es un sabrosísimo plato de pintada. A los postres, con el estómago ya al completo, probamos un poquito de Strudel de duraznos, un postre nada empalagoso. No quiero olvidar mencionar un rico pan de yuca, ofrecido al inicio de la cena, que me hizo recordar el delicioso pan de queso típico brasileño. Y no por su similitud (que no la tiene) si no por estar riquísimo, al igual que el bollito del gigante sudamericano. La cena, regada con un Chablis Chanson 2008, nos hizo disfrutar al máximo, y desear probar, en breve, otros platos de la carta.
Después de la sobremesa, mi amiga Marta y yo, aprovechando la cercanía, fuimos a tomar una copa al Palacio de Linares, a la terraza que Le Cabrera ha montado con gran acierto. Animada, con algunas caras conocidas del sector periodístico y gastronómico (en Paralelo Cero también), el gin tonic puso la guinda a una noche redonda.