Ayer se celebró en la maravillosa terraza del hotel Mirasierra Suites de Madrid un cóctel para recaudar fondos para los damnificados del terremoto de Lorca. El cóctel, organizado por la Fundación Arte y Gastronomía y su cabeza visible, el inquieto José Manuel Iglesias (tambíen artífice de La Gastrored) reunió a parte de la crème de la crème de los fogones de este país. Verdad es que no estaban todos los que son, pero, os aseguro que sí eran todos los que estaban. Los cocineros colaboraron de forma desinteresada cada uno de ellos ofreciendo un plato en miniatura. Mi amiga Montse Ambroa y yo ejercimos de voluntarias y colaboramos como buenamente pudimos. Montse acompañando a un cámara de la televisión murciana enseñándole al neófito el quién es quién gastronómico. Yo, vendiendo papeletas a los asistentes y dándoles así la posibilidad de ganar una suculenta cena (o comida) en Arzak, Akelarre, Mugaritz, El Celler de Can Roca (que ganó el encantador Pedro Ureña), Bella Lola, Martín Berasategui y La Casona de Pizarro, además de un jamonero (que se llevó el flamante marido de Cristina Tierno) y una botella de Möet Chandon (que consiguíó mi amiga Laura Grani).
Muy bien ubicada, junto a mi cocinero preferido Ramón Freixa y con las chicas de Barbadillo enfrente que, últimamente, están en todos los saraos. También tuve el placer de pasar un rato con mi reciente amiga Mónica de Torre, a cargo de la rama virtual y redes sociales de Hamburguesa Nostra (y autora de casi todas las fotos).
Mis amigos Laura Grani, Emilio Ramajo, Pepe Gorines, Alberto Granados, Begoña Tormo, el mago Rappel (que no nos dijo nada de nuestro futuro, no) y un largo etcétera del gremio de los plumillas y la gastronomía completaron una velada de voluntariado muy divertida.
Al final, unos cuantos acabaron tomando copas en el Urban pero esa ya es otra historia de la que todavía no sé nada.