domingo, 21 de noviembre de 2010

Si 20 años no es nada, el doble es nada de nada*

De izq. a dcha. y de arriba a abajo: Marta, yo, Susana, Susanna, Montse, María Jesús,
Laura Grani, Laura Griñán, María y Patty.
Al fin llegó el momento temido, aunque no sé si por resignación, por ahora parece que no es para tanto. Si el día que pasé ayer es un anticipo de lo que me espera en la próxima década, tengo por delante diez años maravillosos. Sí, ya es una hecho: soy una cuarentona, y para celebrarlo, ayer un buen puñado de amigos me regalaron, además de cosas materiales, un gran y memorable día. La cita era en Salamar, un restaurante ausente de las secciones de gastronomía de los medios, con un cocinero nada mediático que cocina con maestría platos que gustan a todo el mundo, y con un servicio atento y educado. Mi amiga Montse tuvo la idea de pedir a todos los invitados que escribieran algo sobre mí, de forma anónima, para que después yo leyera los papelitos. En algunos caso, adiviné el autor, en otros, me he quedado con las ganas. Dedicatorias como "Una reencarnación de Coco Chanel. Nunca demasiado rica. Nunca demasiado delgada" no podía ser más que de la divina María; "Te quiero. Es lo único que se me ocurre, pues son tantos los recuerdos que no puedo escoger sólo uno. Recuerda: cada año que cumples, es un año más de amistad" sólo podía salír de la pluma de mi hermana Susanna; "Una noche intentaba dormir en todos los garitos que visitábamos, fue estupendo entrar en todos los baños de chicas para cuidar de ella" aventuras así sólo las vivo con mi mejor amigo y amante Luis. Hay una frase que me ha dejado descolocada y estupefacta: "Tiene un vestido blanco con el que se le veía todo por la calle y en verano todos los tíos la miraban", y al parecer uno de mis amigos me ve "enigmática". He guardado todos los papelitos, absolutamente todos son dignos de guardar.

Leyendo las dedicatorias


Con los niños.
Para los glotones, os transcribo el menú que nos tomamos: un variado de entrantes con navajas, almejas, croquetas, verduras a la parrilla y ensalada de tomate con anchoas, de segundo arroz con bogavante, merluza con verduritas, chuletitas de lechal, y para acabar, un variado de postres caseros. Todo regado con cava Gramona que mi amigo Toni tuvo la amabilidad de mandarme desde la bodega, aunque de forma accidentada pues tuve que ir a buscar las botellas en el último minuto a un transportista de Getafe. Luego, la fiesta, para unos cuantos, continuó en casa donde seguimos con Gramona (¡qué rico es, y qué bien sienta!) y a la que se unieron la fantástica profe y cocinera Araceli Contý y su encantador marido Enrique.


Abriendo regalos

Con Montse, mi hijo Nil y Omar.

Con mi hijo Javier.


Fantásticas Montse, Laura y Eva.

Les encanta el regalo de Curro y Laura.


Montse y Luis haciendo el payaso.

Desatados.

Marta y Susanna.

Luis y yo (con la cara un poco ahuevada, aunque se ve perfectamente en
esta foto que tengo los ojos verdes, por eso la pongo)

Mil gracias a Luis, Laura Grani, Laura Guillén, Laura Griñán, Andy, Eva, Montse, Reyes, Víctor, Susana Gómez, Susanna Abad, Valentín, Marta, María, Curro, Ángel, Patty, María Jesús, Mohammed, Amando, Araceli, Enrique, Amando Jr, Javier, Nil, Lucas, Ismael, Sara y Omar.

*La frase del título se la he tomado prestada a un amigo que me la mandó para felicitarme. La autoría es de Juan, no mía.

2 comentarios:

  1. Veo que lo pasaste bien, Alexandra y que tienes un buen grupito de amigos. Qué bien estaría no llevar la cuenta de los años que cumplimos. Hariamos cosas "impropias" de nuestra edad y nadie sería joven o viejo para esto o lo otro. A eso le llamaria yo "la buena vida".

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  2. Gracias, Ricardo, por tu comentario. Sí, lo pasamos muy bien, la verdad es que suelo pasarlo siempre bien. Yo no me quejo de mi 'buena vida', aunque sí, claro, ojalá los años no se contaran. Besossss

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