De izq. a derecha y de arriba a abajo: Paula (de rosa), María Forcada, Luis Linares, Susana Gómez, Alexandra Sumasi, Félix Gil, Sofía de la Cierva y Saúl Cepeda. |
Uno de los primeros encuentros lúdico-gastronómicos de la rentrée vino la pasada semana de la mano del neonato Belle Epoque, una nueva oferta de ocio integrado en el joven restaurante Un Lugar, situado al final de la calle Mauricio Legendre, muy cerca del complejo de las cuatro torres. Aunque lleva menos de un año en el panorama gastronómico capitalino, el restaurante ha transformado su planta baja conviertiéndola así en una sala diáfana decorada con cierta estética futurista a pesar de su nostálgico nombre. El pistoletazo de salida de Belle Epoque fue su fiesta de inauguración con invitados de la prensa y amigos de la casa. Un cóctel a base de embutidos ibéricos -con unos excelentes lomo y jamón como platos estrellas- y unos originales chupitos de patatas a la riojana combinados con champagne Perrier Jouet amenizó eficazmente la noche. La fiesta, con muy buena música, estuvo genial: caras conocidas, muchas de ellas amigas, como la educada y discreta Sofía de la Cierva (quien lleva con gran acierto la comunicación del lugar);las siempre eficaces Marta y Paula (insultantemente morenísima), los dos pilares donde Sofía se apoya; la dulce y encantadora Susana Gómez de Canal Cocina; el súper friki -en el sentido más positivo de la palabra- Saúl Cepeda (por cierto, Sául, bonita cazadora); la imponente y estupenda María Forcada; o la chispeante italianísima Laura Grani. Tuve ocasión de conocer en persona a Félix Gil, director y propietario de El Gastronómico, medio en el que a pesar de haber hecho alguna colaboración no propició que nos viéramos antes las caras. Sorpresa mayúscula tuve al conocer en persona a Javier Estrada (de Plácet, no de Metropoli donde mora un tocayo): nunca le imaginé tan alto y grande. Y una de las mejores cosas de la velada fue el reencuentro de todos con Silvia Artaza, antigua mano derecha de Sofía de la Cierva, quien después de una mala época parece que ahora vuelve con fuerza y energías renovadas, y belleza amplificada. ¡Bien por Silvia!
Según me comentaron, los cócteles servidos estaban más que buenos aunque yo no logré probar ninguno porque, ay, preferí continuar con el champagne. Desde ahora la zona norte de Chamartín ya dispone de un lugar donde disfrutar de una copa en un ambiente ultra chic y con una música que, a tenor de lo oído en su inauguración, promete muchísimo.