El sábado al mediodía, Madrid era una ciudad desierta. En plena canícula, y tras la reciente espantada de los madrileños hacía sus destinos vacacionales, el paseo de la Castellana parecía un decorado de película de Amenábar. Mi pareja y yo nos dirigíamos a probar el buffet de verano del restaurante Thai Gardens, situado en el paseo de la Habana, casí esquina con el mencionado paseo de la Castellana. Sudando la gota gorda irrumpimos en el restaurante. El buffet, dispuesto en la planta baja del Thai Gardens -un vergel interior-, estaba rodeado de mesas, todas completas, y de gente disfrutando con la exótica comida. Pintaba bien. Nos sentamos en una mesa junto al buffet que la amable y eficiente Miren Cerrato, directora de comunicación del restaurante, nos reservó. La mesa del buffet, bien dispuesta, nos invitaba a comer. Habíamos llegado con hambre, y la explosión de sabor, de color y de agradable presentación de todos los platos nos incentivó a comer más, si cabe. Todo sano, nutritivo y ligero, como debe ser un buffet veraniego. El almuerzo lo acompañamos con una botella bien fresquita de Juvé i Camps brut, con copas servidas con gran diligencia por el personal. Unos trocitos de sandía y piña de postre culminaron una comida sana y apetecible. Mi pareja, fumador, al final de la comida preguntó si se podía fumar. El personal, amablemente, le dijo que no. ¡Sorprendente!, no se puede fumar, y el salón estaba lleno a rebosar. Los agoreros que dicen que la hostelería en España se va a hundir con la prohibición del tabaco, ¡cuán equivocados están!
Recomendable, pues, este refrescante buffet que se prepara los sábados y domingos estivales a un precio de 25 euros, bebidas aparte.
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